jueves, 25 de abril de 2013

Tapas Free, Carabanchel


En el madrileño barrio de Carabanchel, muy cerca de la carretera de Toledo, A42, se encuentra el restaurante Tapas Free. En concreto se encuentra en la calle Alejandro Sánchez 60, entre General Ricardos y Antonio Leyva. Es una zona bastante complicada para aparcar, y no se trata de una zona de tapeo tampoco. Hay algunos típicos bares de barrio en los alrededores, pero es una zona tranquila.

Llegamos sobre las 21:30 horas de un sábado, y había bastante gente. Nada mas entrar, esta la zona de bar, que tiene la barra a la izquierda y a la derecha mesas pequeñas con sillas altas. Estaban todas ocupadas menos una al lado de la puerta. 
Mas adelante tienen un biombo y ahí empieza las mesas del restaurante. Aunque no teníamos reserva, como solo eramos dos personas enseguida nos sentaron y nos trajeron la carta. La decoración del restaurante es bastante moderna, minimalista, las paredes pintadas en negro y rojo y en la parte superior dibujos de algunos de los monumentos y lugares más emblemáticos de la ciudad, como la Puerta de Alcalá o las torres Kio.

Para beber pedimos una doble de cerveza (2,40€) y una sin alcohol (2,20€), con lo que te ponen una tapa que tienes que elegir entre las 10 que ofrecen. Tienen un poco de todo: migas, hamburguesa, brocheta de pollo, croquetas de cabrales... y ademas las van cambiando cada semana del mes. El único requisito es que tiene que ser la misma tapa para toda la mesa. Nos decidimos por una tosta de secreto ibérico con salsa de setas, que nos trajeron enseguida y que nos gusto mucho. La carne muy blandita y con muy buen sabor, y la salsa muy sabrosa y ligera.

En la carta tienen un poco de todo, platos originales de cocina más moderna, mezclados con otros tradicionales, a los que les dan algún toque novedoso: provolone a la parrilla con compota de tomate, revuelto de bacalao con costrones de pan, ensalada templada de queso de cabra con frutos secos y mermelada de miel o parrilada de verduras son algunas de las propuestas del restaurante. Además tienen una carta de vinos que lejos de ser muy completa, es bastante aceptable tanto en calidad como en variedad.


Nos decidimos por una parrilada de verduras (10€), unos huevos rotos con jamón y pimentón de la vera (9,50) y un revuelto de boletus y setas (10€). Lo primero que llegó fueron los huevos rotos. Un plato muy grande con cuatro trozos de pan con salmorejo en las esquinas y con tanto jamón que casi no se ven los huevos y las patatas. Nada más verlo, nos dimos cuenta de que habíamos pedido demasiado. Sin duda es un plato sencillo, pero en algunos sitios no lo hacen bien. No es el caso, en Tapas Free está muy bueno, con ese saborcillo a aceite de oliva con el que se fríe. Si se le puede poner algún pero es el jamón, que no pasa de aceptable. 

Cuando aún no lo habíamos acabado, nos trajeron la parrillada de verduras. También una ración de muy buen tamaño con tomate, cebolla, espárragos  calabacín, berenjena y pimientos, aliñado con sal gorda y aceite de oliva. También nos gustó mucho.
Y al rato llegó el revuelto de boletus, y ya casi no teníamos ni hambre... Lo presentan con forma de timbal y lleva patatas paja, huevo, setas y boletus. También nos gustó, pero llegó cuando ya casi no teníamos hambre por todo lo que habíamos comido.

Nos trajeron la carta de postres, pero estabamos ya demasiado llenos, así que decidimos ni mirarla, y pedir unas infusiones (1'75€ cada una).

Cuando pedimos la cuenta, pagamos 37'60 que no es en absoluto caro para una cena a la carta en la que todos los platos están buenos y no sales con hambre. 

El único pero que tiene el restaurante es el ruido. Es pequeño, suele haber mucha gente, y tienen bastante aprovechado el espacio. Eso provoca que el ruido sea ensordecedor, y en ocasiones sea complicado mantener una conversación tranquila. Pero por lo demás muy recomendable: buena relación calidad-precio, raciones generosas y sabrosas, personal amable.... para volver.

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