viernes, 9 de mayo de 2014

Juan Simón, Ventas de Arraiz, Navarra

El restaurante-hotel Juan Simón se encuentra en la localidad Navarra de Ventas de Arraiz, al norte de Pamplona. Dicha población se encuentra en la carretera N-121-A, que nos lleva desde la capital Navarra hacia el norte, al valle de Baztan y a Xareta. Volvíamos de Zugarramurdi buscando un sitio para comer y al ver este restaurante desde la propia carretera, decidimos parar a echar un vistazo a la carta. Y como nos convenció, decidimos comer allí.

El restaurante tiene el aspecto del típico asador vasco-navarro. Se trata de una casa con tres plantas y tejado a dos aguas, y el restaurante se encuentra en la primera planta, subiendo unas escaleras. Cuando entramos era las 14:30h y el restaurante estaba prácticamente lleno. Pedimos mesa, y nos dijeron que imposible, que todo reservado... y cuando nos dábamos la vuelta para irnos, la camarera nos dijo: "bueno, y si no, en ese mesa" señalando una que estaba al lado de la entrada. ¡Menuda suerte!.


El salón está decorado muy rústico: vigas vistas de madera, suelo de madera, sillas y mesas también de madera maciza. Las paredes están decoradas con cuadros de motivos rurales y objetos antiguos usados en los pueblos de la zona. 

Enseguida nos trajeron la carta, y nos dijeron que fuera de la misma, tenían revuelto de perretxicos, kokotxas y alguna cosa más. La carta es completa, pero sin grandes inmnovaciones. Entradas basadas en verduras frescas de la zona, pochas (en temporada), algo de marisco, alubias rojas y alguna ensalada. Segundos de pescado: merluza al ajoarriero o plancha, bacalao,... y segundos de carne: rabo de toro, chuletas de cordero, pollo al horno de leña o chuletón.

Aunque siempre nos da un poco de miedo pedir los platos de fuera de carta, porque te puedes llevar una sorpresa en la cuenta, arriesgamos y pedimos el revuelto de perretxicos como entrante. De segundos, chuletas de cordero y menestra de verduras. Para beber, agua y cerveza.

En primer lugar nos trajeron el pan, muy bueno de pueblo. Es un detalle que cuesta poco a los restaurantes, pero muchos no lo cuidan y ponen un pan incomible. Y enseguida nos trajeron el revuelto. Un plato pequeñito y sencillo, huevo y perretxicos. Muy rico, aunque quizá un poco escaso.

Sin mucho esperar, nos trajeron los segundos. Las chuletas de cordero acompañadas de patatas fritas y un pimiento de piquillo. Las chuletas muy buenas de sabor, bien hechas y bien de cantidad, pero las patatas, congeladas. Es una cosa bastante inaceptable, que un plato que cuesta casi 15€, no vaya acompañado de patatas fritas caseras. Es una cosa que no le cuesta mucho al restaurante, y sobre todo, porque te lo cobran.
La menestra era un plato bastante grande, con guisantes, alcachofas, judías verdes, espárragos,... verduras, todas ellas frescas y de la temporada. Muy rica.

Cuando terminamos nos ofrecieron postres, y aunque no teníamos mucha hambre y si algo de prisa, la palabra "caseros" es una cosa que convence. Como teníamos antojo de cuajada, la pedimos. La presentan en una fuente plana, con bastante cantidad y está muy buena. Es de leche de oveja y se nota en el sabor, que es bastante fuerte.

Pedimos la cuenta, y nos llegó la sorpresa: 17€ por los perretxicos. Estaban muy buenos, y eran frescos, de temporada. Pero el precio nos pareció un poco excesivo. En total pagamos 52,14€ (17 perretxicos, 7,90€ menestra de verduras, 12,70 chuletas cordero, 5€ cuajada, 2,70€ cerveza, 0,80€ pan y 1,30€ agua mineral, más el iva). 25€ por persona compartiendo el primero y el postre y sin vino, es un poco caro.

En resumen, un restaurante clásico, donde se come bien. Los precios de la carta están dentro de la media, y tienen bastante variedad. La atención de las camareras es muy buena, solo había dos personas, pero tenían el salón controlado sin ningún problema. Hay sitio para aparcar fácilmente y se accede de forma sencilla, porque está en la propia carretera que pasa por el centro del pueblo.

Como nota negativa diría que el salón es muy pequeño y las mesas están muy juntas. Así que si hay mucha gente, es muy ruidoso. Además el suelo es muy antiguo, de madera, y cuando alguien pisa cerca de tí, se mueve todo, lo que tras un rato en el restaurante, hace que resulte molesto.






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