jueves, 1 de septiembre de 2016

Shukran, la Casa Árabe (2ª visita)

Después de varios intentos fallidos de repetir en la Casa Árabe, todos ellos porque no tenían sitio, a finales de agosto conseguimos mesa para un día entre semana. La vez anterior habíamos estado en invierno, y queríamos ir en verano para disfrutar de la cena en la terraza. Así que llamamos y reservamos mesa para las 22:30 (no tenían mesa antes de esa hora) y fuimos un miércoles.

Llegamos sobre las 22:00 y preguntamos por nuestra mesa. Aunque estaba casi lleno, tenían una mesa libre en la terraza, así que nos sentaron en ella. La terraza es agradable y fresca, porque está al lado del Retiro y lo suficientemente lejos de la calle por donde pasan los coches para que no se escuche el ruido. Pero las mesas están tan cerca unas de otras, que casi parece que cenas con la gente que tienes sentada en las mesas de alrededor.

Nos trajeron la carta y pedimos para beber, agua y una caña. La caña me sorprendió, porque me trajeron una doble, aunque yo no la había pedido. En la carta vimos que la terraza tenía un suplemento del 10%, con lo que la cuenta se nos iba a disparar un poco. 
Al echar un vistazo al menú, vimos que habían subido bastante los precios y que ya no tenían las medias raciones como antes. Además, habían introducido nuevos platos y dos menús degustación, uno de 22,90€ por persona y otro de 32,90€, pero ambos eran mucha comida para cenar.

Pedimos un surtido de hommos (de albahaca, de ajo negro, de trufa y el de garbanzo) y mutabal para picar, y de segundo un plato de falafel y unas salchichas libanesas con salsa de cilantro y limón con patatas habbar. Como estaba tan lleno, tardaron un poco en traernos el surtido de hommos y el mutabal.
El surtido de hommos te lo ponen en un plato alargado con cuatro montoncitos. Nos gustó mucho el de trufa, y bastante el de ajo y el normal. El de albahaca sabía como el pesto, nada especial. Además notamos que sabían mucho a queso, que ocultaba un poco el sabor del garbanzo. La presentación si es muy buena, cada montoncito de hommos bien compacto y con una hoja de albahaca, un ajo o un garbanzo encima para que puedas identificar cual es cual.


El mutabal lo presentan ahora en una fuente en lugar de un plato y lo acompañan con brotes (parecían de soja) y frutos secos. Está bueno, pero la verdad es que lo recordábamos bastante mejor. Por ejemplo, nos gustó mucho más uno que probamos hace poco en Lavapies. 
Lo acompañan con una cesta de pan de pita caliente, que se nos quedó escasa y tuvimos que pedir otra.

A los 15 minutos, cuando aún no habíamos acabado, llegó el falafel. También en plato alargado, 6 falafel, unas guindillas y una salsa de yogur. El falafel está bueno, no sabe como en otros sitios (sobre todo kebabs) a fritanga, pero es un poco seco. Sin la salsa de yogur, la verdad es que te puede costar un poco comertelo.

Lo que no llegaban eran las salchichas libanesas, y le preguntamos a la camarera. El falafel ya hacía 15 minutos que se había terminado y aún no llegaban, así que le dijimos que ya no queríamos las salchichas. Nos dijo que salían ya, pero aún tardaron otros 10 minutos en traerlas, así que le dijimos que ya no lo queríamos, ya estábamos haciendo la digestión.

Nos trajeron la carta de postres que tenían muy buena pinta y bastante variedad, pero entre que ya no teníamos nada de hambre y que ya eran casi las 23:30, decidimos pedir la cuenta e irnos a casa. La cuenta con dos cervezas (8,60€ una pasada), dos botellas pequeñas de agua (4,40€), el surtido de hommos (14,20€), el mutabal (8,25€), el falafel (7,60€) y el pan (2,20€), ascendió a 44,85€ que nos pareció una auténtica pasada, teniendo en cuenta que solo pedimos 3 platos, sin vino, ni postres ni infusión. Y que paga 8,60€ por dos cervezas, es demasiado.

Por tanto, y como conclusión, pensamos que este restaurante ha perdido una parte fundamental del encanto. El sitio es agradable en la terraza, al fresco del Retiro, pero en la terraza hay demasiadas mesas. La comida no está mal, pero nuestra impresión es que no la cuidan como antes, puesto que como tienen el restaurante siempre lleno, no les hace falta. Y el gran punto positivo que podía tener de que podías pedir medias raciones a precios razonables y probar varias cosas, ya tampoco lo mantiene. Eso sumado a que los precios se han subido en demasía y que el servicio no es bueno (no te pueden traer los segundos con más de 20 minutos de diferencia de tiempo), no lo recomendamos. Realmente es una pena, porque era un sitio que nos gustaba mucho.

1 comentario:

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