lunes, 21 de mayo de 2012

El Suquet de Castaños, Alicante

En el centro de Alicante, en la peatonal calle Castaños 16, se encuentra el restaurante El Suquet de Castaños. Se trata de un restaurante de cocina tradicional alicantina, alojado en un emblematico edificio del siglo XIX, que fue la conocida juguetería Rico de la ciudad.

El restaurante se encuentra en el centro de la ciudad, en concreto en una de las calles peatonales del mismo. En la misma calle hay otros dos o tres restaurantes. Echamos un vistazo a la carta que tenían en la puerta, y como nos convenció, entramos.

El restaurante es pequeño y con una decoración tradicional: paredes de piedra, vigas de madera, barra de madera maciza. En la parte izquierda tiene la barra para tapear, a la derecha un salón, y subiendo las escaleras un altillo, donde hay otro pequeño salón.



El día que fuimos era víspera de festivo en Madrid, pero no en Alicante, por lo que el restaurante estaba muy tranquilo. Solamente había 3 mesas ocupadas, el resto estaba vacío y el salón de la primera planta cerrado. Pedimos una mesa para dos, y nos sentaron en el salón de la parte derecha junto a la pared, y enseguida nos trajeron la carta. Mientras la mirábamos, pedimos un par de cervezas.

Lo primero que nos sorprendió es que la carta no era la que tenían en la puerta. Esta incluía ensaladas, carnes, pescados y arroces. Para cenar, y sobre todo cuando es tarde, nunca nos gusta comer de forma muy copiosa. La verdad es que la carta es amplia y con muchos platos apetitosos, pero no es lo que ibamos buscando. Hablamos con el camarero, y nos indico que si queríamos, tenían una carta para picar algo, distinta de la del restaurante. Nos la trajo, y esa si era la que habíamos visto en la puerta.

La ojeamos con calma, y nos decidimos por unas alcachofas confitadas con crocanti de foie y reducción de naranja (8 €), ensaladilla rusa (2,5 €), patatas ali-oli (3€) y empanadillas de pulpo y hierbas de mi pueblo (5 €). Las alcachofas te las ponen en una fuente, con trozos de foei por encima y su propio jugo. Muy buenas.
Las empanadillas de pulpo también muy ricas, con la masa muy jugosa y nada aceitosas. La ensaladilla también suave y muy rica, y las ali-oli fueron lo que menos nos gustaron, porque estaban un poco duras y la salsa demasiado fuerte. Por los cuatro platos  y las tres cañas nos cobraron 23 €, con lo cual está muy bien de precio. Es verdad que las raciones son pequeñas, pero en relación cantidad-precio están muy bien. Nosotros preferimos este tipo de platos pequeños y bien de precio, que te permiten probar más cosas.

Nos quedamos con ganas de probar algunos platos más contundentes que tenían buena pinta, pero eso tiene que ser a la hora de la comida mejor que la de la cena, así que ya volveremos.


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