Es un local pequeño en una calle peatonal, que está llena de bares y restaurantes. Dentro tiene unas 15 mesas, y con el buen tiempo tienen otras 6 mesas fuera, que estaban todas ocupadas. Así que, cenamos dentro. Tenían puesto el aire acondicionado y se estaba bastante bien. El local es confortable y acogedor, quizá poco espacio entre las mesas.
Para beber pedimos dos cervezas (te ponen cañas dobles), dos bolas de boletus con trufa, una bola de queso idiazabal y una ensalada de rúcula con queso parmesano y pasas. Las bolas de boletus están muy buenas, la de Idiazabal buena y la ensalada no está mal, pero un poco pequeña. La cuenta fue de 24,60€, que está muy bien teniendo en cuenta que el restaurante está en una zona guiri total de la capital.
Además de lo que pedimos, la carta es extensa, e incluye un poco de todo: embutido ibérico, tostas variadas, huevos rotos, croquetas y bolas, ensaladas y algún que otro plato más original como virutas de foie con reducción de fresa.
Para nuestro gusto, de lo mejor que hay por la zona de Sol en relación calidad precio. Además, se puede pagar con cheques gourmet.
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