Según entras, tiene la barra a la derecha y a la izquierda unas cuantas mesas para tomar algo. Luego hay una escalera, y las mesas para comer/cenar, la cocina y los baños. La decoración es la típica de las tabernas clásicas de Madrid, todo de madera, incluido el suelo y el techo.
En verano dispone de una pequeña terraza en la propia calle Argumosa, muy tranquila y agradable por la noche.
La carta es variada, con las típicas raciones de comida tradicional española como croquetas, cazón o patatas con salas, y alguno otro plato de comida internacional, como fajitas o nachos con guacamole. Los precios no son caros, ni en las raciones, ni en las bebidas. Pero hay que decir que las raciones no destacan por su tamaño. Por ejemplo una caña cuesta 1.20 y una ración de croquetas caseras (6) cuesta 8,50€ o unas patatas gajo, 6.50€
Fuimos cuatro personas y pedimos croquetas caseras (muy buenas), patatas gajo (las sirven con salsa brava y alioli, no estaban mal pero nada del otro mundo), cazón en adobo (bueno) y ternera con guacamole (buena). Además pedimos 8 cañas y un refresco y pagamos en total 42,60. Por poco más de 10€ en pleno centro de Madrid, puedes cenar bastante bien y a la carta.
En definitiva es un restaurante que está bien en relación precio-calidad, la carta es variada, tiene una aceptable calidad de vinos y el ambiente del bar es agradable y tranquilo. Recomendable.
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