El restaurante Can Quei se encuentra situado en la tranquila calle de San Vicens, en el número 4, justo al lado de la iglesia del mismo nombre, frente a la puerta principal.
Es bastante grande, y tiene una terraza con más de 10 mesas, que ocupa buena parte de la plaza. Es una zona peatonal, muy tranquila.
Era una noche de bastante calor, así que preguntamos si tenían puesto el aire acondicionado dentro, pero como nos dijeron que no, nos decidimos por la terraza. Como eran alrededor de las 21:30, aún estaba casi vacía, pero según fueron llegando las 22:00h se comenzó a llenar, hasta no quedar sitio libre.
Por fuera el restaurante es en piedra, como todas las casas del pueblo de Besalú, que por cierto, merece una visita y pasear sin prisa por sus calles disfrutando de su encanto medieval y de su puente sobre el río Fluvía.
Pedimos cerveza y agua para beber, y hojeamos la carta. En cuanto a los entrantes, tienen un poco de típicos platos catalanes como embutidos de la Garrotxa, escalivada o patatas al romescu, junto con platos tipicamente españoles como el gazpacho o la tortilla de patata. En los segundos tienen básicamente carne (entrecot, butifarra, conejo, cordero,...), junto con algunos pescados como bacalao, y también pulpo a la gallega).
Nos pedimos unas patatas al romescu (7€), un crepe relleno de carne y queso de cabra (7€) y una butifarra catalana a la parrilla (6,90€). En primer lugar nos trajeron las patatas al romescu, un plato grande, bien de cantidad y con las patatas cocidas y la salsa por encima. Las patatas estaban un poco frias y algo duras, pero la salsa muy buena.
Luego llegó la butifarra, que está bien de tamaño y la acompañan con patatas fritas, pero son congeladas. También nos gustó.
Y para terminar el crepe, que es bastante grande, tipo rollito y está bañado en una salsa de queso gratinada al horno. Por dentro lleva carne de ternera y una besamel, muy rico.
Luego me pedí un menta-poleo (2€, aquí se pasan bastante) y me lo tomé tranquilamente disfrutando de la noche de Besalú. Al rato pedimos la cuenta, porque empezaron a aflorar los mosquitos, y pagamos 30,56€ (2€ la caña, 2€ el agua, 1,40€ el pan para dos, más el IVA).
Un restaurante para cenar una tranquila noche de verano, tras visitar la bonita y medieval ciudad de Besalú. En general no tiene mala relación calidad precio, y la comida está buena.
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