domingo, 19 de agosto de 2012

El Pou de Call, Girona

El Pou de Call se ubica en la centrica calle Força de Girona, en las inmediaciones de la Catedral, en el barrio judío. Se trata de uno de los muchos restaurantes que hay en esta zona de la ciudad, que es muy turística.

Dada la estrechez de la calle donde se encuentra, no tiene terraza. El local es pequeño, solo tiene 9 mesas, y acogedor. La decoración es sencilla y tradicional catalana, y como nota negativa, las mesas están demasiado juntas, lo que da sensación de restaurante del menú del día. Cuando fuimos solo había tres mesas, pero cuando esté lleno, tiene que ser difícil disfrutar de la comida.


Pedimos unas cervezas para mitigar el calor de Girona (35º a esa hora) y pasamos a echar un vistazo a la carta. En primer lugar tienen un menú de 14,95€, con 8 primeros y 8 segundos, pero no nos convencían los platos que incluía. De primeros tienen ensaladas, embutidos, escalivada y de segundo cordero, fideua, algún arroz, conejo a la brasa, 
Luego, en la carta, hay bastante variedad, desde verduras a la plancha, ensaladas muy variadas, arroces y risottos, carnes (conejo, pollo, ternera,...) y pescados (atún rojo, salmón)... 


Nos decidimos por una ensalada de habitas a la vinagreta de miel y un rissoto de setas para los dos. A los 10 minutos nos trajeron el pan que no habíamos pedido, cosa rara en Cataluña porque te suelen preguntar, un pequeño trozo de baguette recalentada en el horno. Otros 10 minutos después, nos trajeron la ensalada, que fue una pequeña decepción. Un plato no muy grande, con habitas en el centro, lechuga, tomate, zanahoria y maíz alrededor. Nos esperábamos un plato un poco más elaborado, teniendo en cuenta el precio de 7.75€. Las habitas estaban buenas de sabor, pero el resto de ingredientes, muy normalitos.

Tras unos 20 minutos, nos sacaron el arroz (12,50€ por persona). Venía en una paellera que aún estaba caliente por acabar de sacarla del horno, y estaba cubierta con queso parmesano y nata. La presentación esta vez si nos gustó, aunque por ningún sitio se veían las setas. Dejamos que se enfriará un poco, y la probamos. El sabor nos gustó, aunque a setas no sabía nada. Sobre todo era el sabor de la nata, y del queso lo que más destacaba, y luego un sabor como a cordero. Nos pareció raro, pero seguimos comiendo pensando que ya encontraríamos las setas. Pero cuando lo hubimos acabado, confirmamos que no habíamos encontrado las setas por ningún lado, y que a lo que más sabía, era a cordero. 
La camarera vino a recogernos el plato y a preguntarnos por el postre, y se lo comentamos. Nos dijo que esperáramos, y volvío con una mujer de unos 60 años que debía ser la dueña. La mujer nos dijo que como podía ser, que vaya cosa rara. Se fue a la cocina a preguntar al cocinero, y nos confirmó que se le había olvidado echar las setas. Nos pidio perdón varias veces, y parecía muy afectacta por el error. Nos decía que en 20 años de restauración, nunca le había pasado una cosa así. Le dijimos que no se preocupara, que un error lo podía tener cualquiera y nos volvió a ofrecer postres. Le dijimos que no, y que nos trajera la cuenta.

Al poco llegó con la cuenta y nos dijo que por el error, en lugar de 25€, nos iba a cobrar 15€. No nos pareció muy bien, porque lo suyo hubiera sido que no nos cobrara nada, pero como tampoco teníamos ganas de bronca y estabamos de vacaciones, aceptamos. La cuesta ascendía a 35.45€, ¡menos mal que nos descontó los 10€!
Además de los 15€ del arroz, y los 7,75€ de la ensalada, nos clavaron 4,60€ por el cubierto y pan para dos (atraco a mano armada, por un pan congelado recalentado), 2,80€ por cada cerveza (nuevo atraco, porque era poco más grandes que una caña) y 2,50€ por el agua (una botella de medio litro, que ni que fuera agua bendita). Pagamos y nos fuimos, aunque ahora pensándolo, creo que deberíamos haber discutido un poco algunas cuestiones.

Como conclusión decir que es un restaurante para guiris, que atrae con los precios del menú, que son baratos, pero que luego te dan la puñalada con pan, bebida y los postres (que también son caros, y además parecían congelados). La comida no es nada del otro mundo, por lo que en relación calidad-precio podemos decir que es caro.
Seguro que no volveremos, y no recomendamos visitarlo. Por los alrededores hay restaurantes bastante mejores.


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